viernes, 18 de septiembre de 2009

¿Por adelante o por atrás?

En principio, quiero aclarar que a esta altura de mi vida no me gustan las dualidades, ni tampoco me quiero meter con el gusto particular de nadie, en especial con el de aquellos que se toman la molestia y el tiempo de leer estas líneas.
A lo largo de toda la historia de nuestra sociedad siempre hubieron las clásicas confrontaciones de dos grupos bien definidos, dispuestos a derramar la sangre y los órganos del otro bando para eliminarlo de la faz de la tierra por toda la eternidad.
¿Unitario o Federal?, ¿River-Boca?, ¿Peronista o Radical?, ¿Luca Prodan o Cerati?, ¿Pastas o Asado, los domingos? Y muchas más diferencias absurdas que no hacen más que resquebrajar y desfigurar los resortes de esta, hasta hace algún tiempo, hermosa sociedad.
De todas maneras, me acabo de olvidar de un clásico histórico no sólo a nivel nacional, sino además mundial y quién sabe en Plutón también. Es algo muy cercano a nosotros, algo que podemos pagar, pero también se puede conseguir gratis. Algo que forma parte de nuestras vidas, y que se transforma en el cotidiano si uno tiene el hábito.
Supongo que estarán pensando que el que escribió esto es un miserable pervertido que se pasa el día haciendo cosas indebidas en el baño de su casa. Pero no. Soy hecho y derecho y ya les voy avisando que no vale la pena ilusionarse porque no estoy hablando de ESO.
Antes que duden, el problema que planteo es el siguiente: ¿Qué es mejor? ¿Empezar a leer el diario por adelante o por atrás? Hay que distinguir dos cosas. Generalmente, y en todos los casos que conozco, los periódicos suelen poner las cosas menos dolorosas en las primeras páginas y las menos dañinas en el final (digo menos porque para mi resolver un crucigrama es un dolor de genitales, además de que tampoco es placentero leer los avisos fúnebres). A simple vista, uno diría que el principio es lo peor: en la tapa yo nos van anticipando toda la gente que falleció en el día y las primeras páginas están destinadas a la sección de política, que es una ametralladora de pesimismo y tragos amargos. De está forma, lo más indicado sería empezar por el final, donde usualmente se halla la parte de deportes que parece bastante amistosa aunque, vale la pena recordar, hoy no es igualmente feliz ser hincha de Vélez que de River. También podemos encontrar a los chimosos, que directamente parten el diario en dos para caer en las noticias de la farándula, o algún que otro marciano que todavía lee la parte de sociedad.
No es preciso seguir más con este magistral (¿?) análisis. Sólo quería encender la mecha de este debate que parece más largo que un pedo de víbora. Las opiniones son infinitas y cada uno tiene la manera de hacer el amor con la información. Yo personalmente arranco con los chistes de la contratapa de Clarín, pero sus visiones son más importantes.

Saludos desde el fondo.

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