lunes, 5 de octubre de 2009

El minuto de Pablo Fortunato: El sol ilumina el jardín del vecino



Los ojos de Lula Da Silva se enrojecieron al largar lágrimas producto de su emoción. Acababa de salir elegida la ciudad postulada por su país como sede de los Juegos Olímpicos 2016. Esta vez, atletas de todo el mundo irán a competir a Sudamérica. La prueba era difícil. Podía considerárselo como los llamados “grupos de la muerte”. Río de Janeiro debía superar a tres potencias mundiales: Madrid (España), Tokio (Japón) y Chicago (Estados Unidos).

Pareció que la presencia en Copenhague del presidente estadounidense, Barack Obama, no influyó en la votación. El país de las comidas rápidas quedó rápidamente eliminado en la primera rueda de la instancia final de votación. Tampoco es razón para que el máximo funcionario sintiese injusticia. Su nación ya gozó de la celebración de cuatro Juegos Olímpicos de verano: San Luis 1904, Los Ángeles 1932, Los Ángeles 1984 y Atlanta 1996. Más que suficiente.

Ocasión para Brasil. Por primera vez en la historia un país sudamericano organizará la máxima competencia de disciplinas deportivas a nivel mundial. El sol ilumina el jardín del vecino. ¿Motivo de celo para los argentinos? Puede mirárselo de cierta manera si se tiene en cuenta que, dos años antes de ser anfitrión de los Juegos Olímpicos, Brasil será también quien reciba a los seleccionados de fútbol en la Copa del Mundo 2014.

Lula lo sabe. Su país ha crecido económicamente el los últimos años –sin cambiar esto sus desigualdades sociales y problemas de seguridad en torno a los narcotraficantes, las favelas y la delincuencia- a punto tal de ubicarse entre los diez países de mayor producción del planeta.

Así es el caso, que una competición deportiva vuelve a ser la respuesta. En Berlín 1936 el primer ministro alemán, Adolf Hitler, utilizó a los Juegos Olímpicos como medio de transmitir al mundo su ideología nazi y demostrar la solidez de un régimen que había surgido de un país devastado en la Primera Guerra Mundial. Discurso político detrás de la esencia del deporte.

Más cercano aún en el tiempo, se encuentra el caso de China. El país asiático se convirtió en los últimos años en una gran potencia mundial. Su caudal económico, Gobierno autoritario pero indiscutido y su gran cantidad de habitantes que ayuda al sistema de producción vigente le permiten posicionarse como estado con el que todos quieren hacer negocios. Beijing 2008, fue su evento formal de presentación. Y su primer puesto en el medallero general colaboró desde lo deportivo al proyecto.

Buenos Aires está lejos de poder albergar los Juegos. Luego de la designación del país carioca la sede olímpica habrá de dar una vuelta al mundo por varios países, visitando los demás continentes. Es que nadie quiere quedar afuera. Beneficios políticos y económicos, que Argentina no está en condiciones de reclamar.

De esta forma, la oportunidad es esta vez para Brasil. Y no es para desaprovecharla. Ya se estiman inversiones por 14.000 millones de dólares. ¿Un país europeo en Sudamérica? Ni cerca. Pero el vecino ya dio el presente.


Por Pablo Fortunato

No hay comentarios:

Publicar un comentario