jueves, 29 de octubre de 2009

El minuto de Pablo Fortunato: Lágrimas y gozos



La historia de la ciudad de Avellaneda y la eterna rivalidad entre Independiente y Racing es conocida. Este libro de aventuras, Copas Internacionales, tricampeonatos, sigue sumando capítulos. En el sur de Buenos Aires los sentimientos vuelven a dividirse, los equipos atraviesan presentes muy distintos.

Lágrimas y gozos. Qué mejor frase que la del título del último álbum de la banda española Ska-p para definir el momento que se vive en Avellaneda. El tema que prometía resonancia perpetua para esta semana era el River-Boca del domingo, pero el empate 1 a 1 con sabor a nada lo disipó rápidamente ante las nuevas noticias.

El triunfo de Independiente ante Colón por 3 a 2 fue la cerecita para el postre que se dio el club. Después de tanto tiempo de almuerzo, casi tres años, el mozo llegó con el estadio Libertadores de América listo para utilizarse, y la vuelta a casa no pasó desapercibida.

Pasaron 1055 días. El Rojo pudo volver a su cancha y la emoción fue gigante. 30.000 hinchas pudieron disfrutar de este cotejo, que entre demoras e inconvenientes en la construcción se hizo más que esperar.

Los galardones fueron de todo tipo. La presentación del equipo titular ostentó las 15 copas internacionales ganadas y se lució juntó a sus legendarios Pepé Santoro, el Chivo Pavoni, Pipo Ferreiro y Luis Islas. Aplausos para la historia que respalda al club. Además, 700 hinchas pusieron su cara en la camiseta del conjunto local al pagar cada uno de 1000 pesos para darse ese gusto, y recibir de paso una réplica de la casaca.

La inspiración para construir la cancha, vale recordar, se basó en el Old Trafford del Manchester United. Los diablos del tercer mundo copian así la guarida de sus pares ingleses. Si bien ahora ambos equipos gozan de un gran estadio, las figuras internacionales no juegan acá, sino en Europa. Qué ironía. Pero es verdad que el dinero proveniente de la venta de Oscar Ustari, Sergio Agüero y Germán Denis fue clave para la causa.

Así como las dirigencias de Independiente y de Colón acordaron que el conjunto local utilizase su indumentaria titular, ya que la ocasión lo ameritaba –buen gesto de los santafesinos-, los hinchas del rojo se acordaron de sus pares blanquicelestes, y así lo expresó una bandera: “El alemán no viene, traigan a Zulma Lobato”.

El trapo que lucía la tribuna de Independiente hacía referencia al fracaso en la llegada del técnico alemán que tenía prevista Racing. Los rojos gozan. Revirtieron la mala imagen con que comenzaron el campeonato y tienen de vuelta su propio estadio. Los de los colores nacionales están más cerca de las lágrimas, el presente no les perdona una.

Hace un año Chocho Llop comandaba a Racing. Después, llegó Caruso Lombardi. Hace dos semanas está al frente Juan Barbas, a modo interino –al asumir se encontraba dirigiendo las inferiores-. En teoría, ahora, debería estar a la cabeza Lothar Matthäus. No fue así.

La idea era buena. En este momento de desconcierto que mejor que jerarquizar al club, así como lo hizo Independiente con su estadio, al traer a un DT alemán. No iba a ser barato, desde ya. 900.000 dólares era el sueldo que iba a cobrar el europeo por un año de trabajo.

Se había anunciado que iba a llegar el miércoles a las ocho de la noche. 130.000 pesos costaron a Racing los pasajes para el DT y sus acompañantes. Estaba preparado un recibimiento en un hotel de Puerto Madero. Pero el problema fue bien simple: él nunca llegó.

Las ilusiones en el club de Avellaneda se desmoronaron como en 1989 lo hizo el Muro de Berlín. Comenzó un ida y vuelta de acusaciones entre el Presidente y el Vicepresidente de Racing, Rodolfo Molina y Pablo Podestá respectivamente, y Matthäus. Extrañamente, el manager del alemán también criticó la actuación de su representado.

“Matthäus no será el DT por decisión de Racing. Se plantearon cambios de último momento, en los que el club no estuvo de acuerdo”, argumentó Molina. A pesar de que este trámite se hizo a las apuradas para cubrir el hueco dejado por Lombardi, no puede acusar cambios de último minuto. Estas cosas son analizadas por gente especializada, saben a quién eligen. Además del importante dinero de los pasajes, todo el recibimiento estaba preparado. Acá no hubo decisión del club.

“Racing me tiene que pedir perdón”, tiró Matthäus desde Alemania. “No podía subirme a una aventura incierta. Los avales bancarios de la contratación fueron los que no me permitieron aceptar la oferta”, sostuvo. Lo cierto es que el pago del sueldo del técnico dependía de que la entidad de Avellaneda liquidase unos documentos por cobrar de las ventas de Franco Zuculini, José Shaffer y Franco Sosa. En Europa se acostumbra de otra manera, las conclusiones de por qué Matthäus no aceptó son simples.

Ahora aparenta que será Sergio Markarian quien asuma el equipo. Lo apodan el mago, lo que vendría bien en este momento. Para acentuar los problemas, el defensor Marcos Cáceres tuvo una rotura de ligamentos y estará seis meses inactivo. ¿Algo más?

Los climas en el sur de Buenos Aires son polos opuestos. Unos recuperan juego y cancha, otros no acordan técnico y se hunden en lo futbolístico. A fines de octubre de 2009 Avellaneda es ciudad de lágrimas y gozos.

Por Pablo Fortunato

No hay comentarios:

Publicar un comentario