miércoles, 14 de octubre de 2009

El minuto de Pablo Fortunato: A Maradona le va bien el rubio


Maradona camina por los bordes de las canchas. Sus muchachos corren, juegan, intentan. Las cosas a veces salen, a veces no. Asimismo, el técnico tiene sus comodines, que usa para salvar situaciones de agua al cuello. En el partido contra Perú, un gol del rubio Martín Palermo le salvó los tres puntos en el último minuto del agregado del segundo tiempo. Era una verdadera fiesta bajo la lluvia. Esta vez, frente a Uruguay, Dios fue más humano que nunca. La cuota de suerte le cayó del cielo; más bien de un tiro libre que los defensores rivales no pudieron despejar.

Argentina no necesitaba ganar. Se estaba clasificando directo al Mundial de Sudáfrica. Empataba en Montevideo y Chile vencía en Quito por 1 a 0. Sin embargo, este resultado había que sellarlo. En el minuto 30 del segundo tiempo, el técnico visitante realizó su primer cambio defensivo. Sacó a Ángel Di María y metió a Luciano Monzón.

Pero necesitaba más. Dios sentía descuidada a la defensa argentina ante un posible batacazo uruguayo. Fue entonces que, 5 minutos más tarde, retiró a Gonzalo Higuaín para reforzar con Mario Bolatti. Y junto a las ganas del joven llegó la cuota de suerte. Estaba en el área, la pelota cayó, no la sacaron y él la metió.

De lo que era un poste para fortificar la defensa se destapó otro gigante (1.89 metros, 2 centímetros más que Palermo) que puso su firma a un partido. Maradona metió la mano en una bolsa de ideas y sacó un gol. De arriba, y qué buen momento. Otro rubio que salva otro partido a Dios.

Argentina lo consiguió. Este difícil proceso clasificatorio tuvo como saldo el paso al costado de un técnico –Alfio Basile, hoy a cargo de Boca- y la humanización de Maradona al demostrar que, aunque como jugador fue uno de los mejores de todos los tiempos, como técnico aún tiene muchas cosas que mejorar.

Lo que sigue es Sudáfrica. Todos los partidos serán allá. No existe la excusa de querer jugar en Arroyito o en ningún otro lado para sentir más aliento o que el césped esté acorde a las necesidades del plantel o cuerpo técnico. Las tribunas serán multinacionales, no habrá local y visitante. Todos los equipos serán “invitados” de Sudáfrica, por lo que hay que jugar bien y meter goles sí o sí, ese es el medio.

Dios tiene a sus héroes que ganan sus más duras batallas. Pero para una guerra, como la de Sudáfrica 2010, necesitará de todos sus hombres para combatir a los ejércitos más poderosos del mundo, y no jugarse a que uno de sus Aquiles tenga un día de suerte y haga lo que deberían hacer 11 jugadores.

Por Pablo Fortunato

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