lunes, 7 de septiembre de 2009

El minuto de Pablo Fortunato: ¡Bombinha al agua!



Lula da Silva, serio, estrecha la mano de un sonriente Nicolás Sarkozy. Los dos Presidentes pactan así un poderoso acuerdo bélico que involucra a sus países. Brasil importará de Francia excesivo equipamiento bélico, y el país europeo se bañará en billetes.

14.000 millones de dólares. Una suma relevante por si misma, y más aún si se tiene en cuenta que en el país vecino hay más de cuarenta millones de pobres. El armamento prioriza las políticas sociales.

Proteger los 50.000 millones de barriles de petróleo descubiertos en el litoral atlántico brasileño, además de la biodiversidad de la selva amazónica, son los argumentos que exponen desde el Gobierno de Lula. Un país con riquezas, se arma para defenderlas. Señal hostil. Y ,sin embargo, sería impulsado por Francia para integrar como miembro permanente al Consejo de Seguridad de la ONU. Qué coincidencia.

Los quíntuples campeones mundiales de fútbol no se conforman. Ahora tienen un nuevo objetivo: ser el país sudamericano con mayor poder bélico. Los aires, y los “vientos que soplan” según el presidente venezolano, Hugo Chávez, no son propicios para el armamento internacional.

Tendrá el poder coactivo para defenderse, y quién sabe si para mas. Eso sí, primero debería controlar a los narcos que manejan sus ciudades, no sea cosa que tomen posesión de sus helicópteros y submarinos nucleares.


Por Pablo Fortunato

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